Bajo relieves

Bajo relieves: última piedra

Relieves San Josemaría y beato Alvaro del Portillo
31.Octubre.2018 | General

Parece que siempre ha estado ahí. Situado en el lugar perfecto y con el mismo estilo del retablo principal del oratorio estrenamos estos días un relieve dedicado a San Josemaría y el Beato Álvaro, principales impulsores del colegio.

Don Ramón Herrando, vicario regional del Opus Dei en España lo bendijo antes de la Santa Misa celebrada con ocasión de la Jornada de las Familias. Mons. Herrando se refirió durante la homilía a san Josemaría y el Beato Álvaro como dos instrumentos elegidos por Dios para que el colegio fuera una realidad. Ambos visitaron la anterior sede del colegio en sus inicios.

Vídeo-resumen Jornada de las familias

Bendición del relieve de San Josemaría y el Beato Álvaro en el oratorio del colegio

El bajo relieve ha sido realizado por talleres de Arte Granda, gracias a la gran generosidad de personas anónimas y la colaboración de algunas familias del colegio, que con motivo de las Primeras Comuniones o Graduación de sus hijas han querido participar en este regalo.

En la galería de fotos se puede apreciar el proceso de elaboración. En barro cuando solo las figuras estaban marcadas en línea, cómo poco a poco se iban creando las imágenes, la capa de silicona que se le da por encima para hacer el molde. Otra foto recoge el proceso de sombreados. Apenas se aprecia, pero el bajo relieve está ligeramente policromado lo que contribuye a dar profundidad a la imagen de las alumnas rezando junto a san Josemaría y el Beato Álvaro, todos ellos con la mirada dirigida hacia el Sagrario.

Boceto y colocación del relieve del oratorio dedicado a san Josemaría y al beato Álvaro

RITO DE LA BENDICIÓN DEL BAJO RELIEVE DE SAN JOSEMARÍA Y EL BEATO ÁLVARO

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden: Amén.

MONICIÓN ANTES DE LA BENDICIÓN

Al disponernos, hermanos, a celebrar este rito, en el que bendeciremos a Dios con ocasión de exponer a la pública veneración de los fieles este nuevo bajo relieve en el que se muestran las imágenes de San Josemaría y el Beato Álvaro, tan vinculados a nuestro colegio y a nuestras familias, conviene que preparemos nuestro espíritu para entender lo que significa esta celebración. La madre Iglesia, al exponer a la pública veneración las imágenes de los santos, espera de nosotros, sobre todo, que, la memoria de los que han seguido a Cristo con fidelidad, andemos en busca de la santidad que ellos alcanzaron y, al mismo tiempo, aprendamos cuál es el camino para llegar con seguridad a la plena unión con Cristo. Los santos son amigos y coherederos de Jesucristo, y también hermanos y cercanos bienhechores nuestros, que nos aman, nos asisten, interceden solícitamente por nosotros y, de una manera admirable, están en comunión con nosotros.

El celebrante, con las manos extendidas, dice la oración de bendición:

ORACIÓN DE BENDICIÓN

Proclamamos tu grandeza, Señor, porque sólo tú eres santo; compadecido de nosotros, enviaste al mundo a tu Hijo, Jesucristo, el que inicia y completa toda santidad. Él envió sobre la Iglesia naciente el Espíritu Santo Defensor, voz que enseña los secretos de la santidad, brisa que inspira fortaleza y suavidad, fuego que enciende en amor los corazones de los fieles, semilla divina que produce abundantes frutos de gracia. Te glorificamos hoy, Señor, porque llenaste con los dones del Espíritu a San Josemaría y al Beato Álvaro, en cuya veneración tus servidores han hecho modelar esta imagen. Haz, Señor, que nosotros, siguiendo las huellas de tu Hijo, y considerando los ejemplos de san Josemaría y el Beato Álvaro, lleguemos al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Que con su palabra y su ejemplo proclamemos el Evangelio dispuestos sin miedo a derramar su sangre por él; que carguemos cada día con la cruz de Cristo y nos entreguemos totalmente a tu servicio y al de los hermanos; que cumplamos nuestros deberes como ciudadanos de este mundo llenándolo del Espíritu de Cristo, con la mirada puesta en la mansión celestial, donde tú, Padre, nos recibas un día para reinar con tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Después de la oración de bendición, el celebrante pone incienso e inciensa la imagen, mientras se canta un salmo o un himno.